Odio la lluvia y el frío, pero me encantan las bufandas.
No me tomo nada enserio. No me gustan las personas que no hablan, ni las que hablan demasiado de ellos mismos. Tampoco las que se dedican a hablar mal de los demás las 24 horas diarias. No me gustan las cosas fáciles, me van más las difíciles. Podría pasar el día escuchando la voz de alguien muy especial.
Hablo demasiado, quizás por eso odio tanto los silencios. Sin duda mi forma favorita de viajar es en el asiento delantero de un coche cantando con la ventanilla bajada.
Hago cosas sin pensar.
De esas de las que luego la gente se suele arrepentir.
Pero yo nunca lo hago, arrepentirse me parece de idiotas. No quiero nada que tenga que ver con la tristeza ni con los malos recuerdos. Estoy rodeada de gente que quiero.
A veces puedo ser borde, callada o incluso pecar de antipática.
Pero simplemente es que me da igual si piensan que soy de una manera u otra. Yo también tengo mi filosofía de vida. Buena o mala, pero mía. No me gusta que me digan siempre cosas buenas.
No es que desconfíe de todo el mundo, es sólo que de primeras no me fío de nadie. Soy fan de la ironía. El hecho de decir algo y que cada uno pueda interpretar una cosa me parece bestial, casi tanto como saber reírse de uno mismo. Soy muy independiente y necesito mi espacio vital. Soy de las que ven el vaso medio lleno, de las que les gusta disfrutar el momento. De las que les encanta dar consejos pero luego no saben ponerlos en practica.
De las que sabe que sus buenas amigas se cuentas con los dedos de una mano. Soy optimista pero aveces me derrumbo. Soy de las que hay dias que se pone lo primero que encuentra en el armario, pero tienen dias que van a comprar el pan de punta en blanco.
Tengo dias en los que quiero comerme el mundo y dias en los que me rindo y el mundo me come a mi. A veces soy demasiado inocente, otras veces soy de las que dan mil vueltas a las cosas.
Pero soy asi, y estoy bien orgullosa de ello.